Selección de poemas
pregunto a mis plantas
¿qué quiere hacer con ustedes
este viento
que como un puño
golpea?
no sé solo sé
que las miro y me deslumbra
la fuerza de sus hojas
desnudas temblando frágiles
pero también hermosas
gestos que ustedes me regalan
para que pueda atravesar el invierno
un helecho un sicomoro
una suculenta un jade
un jazmín
todas quebrando
el aroma que sale
del pucho que fumo
a ella le dije
será el último
ya lo verás
y a ustedes también les digo
es el último
ya lo verán
pero ustedes desde su postura
me acompañan a mirar
todas las tardes
la trayectoria suave
del sol en caída
dibujando el cielo
naranja primero
después rojo
como un fueguito
que alguien enciende
contra el frío
¿qué quiere hacer con nosotros
este viento
que como una flecha
lastima?
no es el invierno
no es el miedo
de que esta flor
saliendo de mí pecho
pueda marchitarse
si también la riego
con amor
como a ustedes
pero entonces
¿qué quiere hacer este viento?
con ustedes
y conmigo
¿qué quiere?
¿de dónde viene?
confesión del hombre de nieve
no debo creer que existe en mis ojos
o en el centro de mi pecho
un tesoro
que pueda perderse ni bien
este sol me acaricie
no debo ni pensarlo pero
en el más gélido día
mientras hombres y mujeres y niños
van y vienen
como en una tarde única igual
a todas mis tardes
miro las sonrisas que pasean
frente a mis ojos
ellos no saben
que todo esto es frágil y milagroso
mírenme sino
temblando
mientras ese fulgor
crece en mi pecho
lo quiebra
con dulzura.
s/t
¿a dónde se fue el jazmín que
como enredadera
crecía escapaba de tu pecho?
acaso lo mató
la helada la mano fría
que ya no acaricia
mano que no dice nada
no escribe
no tiembla
acaso esa mano
es la dueña del espacio vacío
donde crecía un jazmín
y ahora ni hojitas ni aroma
solo un murmullo el del viento
entrando saliendo
por una hendidura
un hueco
en tu pecho abierto
como una ventana rota
por donde ya no se asoman más
jazmines
por donde ya no entrarán más
luminosas aves
s/t
a veces dejo que la casa
se pueble de sonidos frágiles y azules
que corren de acá para allá
como pequeños gatos inquietos
figuras secretas en mi noche
que se acurrucan
contra el frío
una al lado de la otra
con cadencia
en armonía
y la soledad
o el hueco grande de la casa
se hace chiquito
se cierra
con ese mismo acorde
que suena desde las cuerdas estirándose
escapando
para zurcir un remiendo
parchar el corazón
en punto santa clara.
nueve modos de mirar una nube
i.
cuando salgo temprano
en las mañanas
me retienen
ii.
otras veces se esconden
debo buscarlas
camufladas bajo la forma
de algo que pierdo
cada vez que suena la alarma
iii.
nubes frágiles
inútiles signos del cielo
en el cielo
para decir mensajes importantísimos
y por eso también frágiles
iv.
podrían decir lo que pretenden decir
de forma más precisa
pero si lo hicieran
ya no serían nubes
v.
no hay que hacer mucho esfuerzo
por encontrarlas
juegan con las aves
se trenzan en los árboles
y hay que ayudarlas a volar
vi.
tampoco hay que menospreciarlas
una nube una vez
hizo que se estrellara un avión
vii.
a veces están en el lugar equivocado
en el momento equivocado
justo justo
cuando las descubro
viii.
decir que es culpa de las nubes
no es excusa
ix.
existen
hombres torpes ingenuos
que usan toda una vida
para dar caza a una nube
que siempre siempre se escapa
al vesre
sentado en la plaza
siento
el roce cálido del viento
sobre mi cuerpo
es una caricia
me digo
un regalo de la primavera
que se aproxima
a veces lo invisible
es esencial
a los ojos
cuando fui árbol
no me asusté del invierno
pasé las horas
en el páramo de luz
que me daba el balconcito
dejé que el sol
esa ave inquieta
se posara
sobre mí
ese pájaro
había volado mucho
había atravesado distancias
bocas oscuras
como fauces
depredadoras
y ahora
había llegado hasta mí
eligiendo el pecho
en esta época
de luz frágil
para juntar ramitas
y anidar
no le importó que fuera árbol
de pie y sobreviviendo
perdiendo hojitas
en la casa que dejaste vacía
no le importó por eso
dulce ave
gracias por el nido
para atravesar el frío
y su puñal
gracias
por la compañía
cálida como un recuerdo
lo sostengo en alto
es un fruto dulce
que sobrevivió a la helada
y aunque ya no soy árbol
florezco.
s/t
no es de nadie sino mío
el arbolito
despojo triste
que con alegría una vez
me regalaste
un día detuvo su crecer
sus frágiles ramas
en un gesto alto hacia el sol
¿por qué?
¿qué buscabas bonsai
con aquel gesto?
lo mismo que yo seguramente
intentar alcanzar el cielo
acariciarlo
pero acá quedamos
ese pequeño árbol seco
y yo
sobreviviente en la derrota
querido arbolito
serás sustrato
el más dulce
para la tierra
que habrá de abonar
los días que vendrán
___
Pablo Carrazana : Buenos Aires (1992). Es profesor de lengua y literatura de nivel medio. Asiste al taller de poesía de Osvaldo Bossi. Algunos de sus poemas y cuentos fueron publicados en diversos medios digitales. Actualmente se encuentra trabajando en su primer libro.
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